Por: Alexiita
Con la garganta rasgada y un dolor en ella, que podría decir que llegó para quedarse, una sed insaciable, y un tarareo de alguna canción de la Dúrcal, Paquita o la Dalessio; así me desperté esa mañana. Un vago recuerdo me amenazaba con no preguntarme qué había hecho la noche anterior, y una voz en mi cabeza, puede que haya sido mi conciencia, me aconsejaba buscar mi celular, llamar, quizá, a alguna amiga o a alguien que hubiese compartido conmigo aquella noche. Pero no hice nada, miré el techo fijamente por un rato prolongado, como buscando respuesta, no en realidad, sólo lo miraba mientras hacía el viaje ese a la nada y de regreso. Después de mucho tiempo de estar ahí dando vueltas en mi cama, con miedo a abrir las cortinas y el sol me lastimara o algo así, me levanté tambaleando, me dirigí al baño, pero antes de llegar hice una escala técnica a la cocina en donde pude tomar un vaso grande, muy grande, de agua fría, muy fría, y después llegué al baño y estando ahí recordé en dónde y con quién había estado la noche anterior. Me reí sola por mucho tiempo, bueno en realidad siempre estuve sola, y recordé tantas cosas. Y esa fue una de las noches de ladies night que más me gusta recordar, de hecho no fue una noche, fue una tarde en la que mi lugar era la escuela, en una clase de Análisis del discurso o algo así; y terminé en un cuarto, con mis amigas, un six pack y una computadora repleta de música que iba duro y contra ellos, misma música que se quedó en mi corazón como el símbolo de las mujeres que somos engañadas y utilizadas por los hombres (sin adjetivos). Y así me idioticé por una canción en particular: “La gata bajo la lluvia”, por Dios no pregunten los motivos, ni yo misma sé de dónde salió el gusto por esa balada romántica llegadora, pero esa tarde la canté y la canté con tanto sentimiento y tantas veces, además. “Ya lo ves la vida es así tu te vas y yo me quedo aquí, lloverá y ya no seré tuya seré la gata bajo la lluvia, y maullaré por ti”, sí ya lo creo que maullaba pero con mi necedad de querer cantar al mismo tono que Rocío, y es que de verdad pobres vecinos pasaron una mala tarde, ya lo creo. Pero después llegó la hora guapachosa y nos decidimos a bailar un rato para sacudir el mal de amores, y descansar la garganta un poco, y la gasolina, el son de atrévete-te, y hasta la chica yeye nos hicieron los mandados y nos esperaron con el cambio, porque aunque no llevábamos el ritmo tal cual (el espacio era reducido) hicimos el mayor esfuerzo y hasta el polvo sacudimos del librero con tanto zapateado. Cada una de nosotras quería tomar el control de la computadora, y poner la música especial, pero la verdad la mejor dj soy yo, yo elegía “La gata bajo la lluvia”; y subía los ánimos, con eso, recuerdo como decía “esta es mi parte favorita” y subía la voz y cantaba: “Amor sí alguna vez nos vemos por ahí, invítame a un café y hazme el amor y sí ya no vuelvo a verte ojalá que tengas suerte” y seguía con el coro, ya mencionado anteriormente. Risas, y un ir y venir de la puerta a la cama que quedaban a ¿un metro? de distancia, pero fue muy divertido. Eso fue un poco lo que recordaba mientras me bañaba esa mañana. Llegué a la uni, y me encontré con ellas, esas malditas amigas mías que tanto quiero, y que me obligaron a tomar cuando debería estar en clase (ohh esperen, creo que la idea había sido mía, pero mi memoria está un poco empañada); y después del encuentro gracioso mis amigas jamás olvidaron que esa canción me encanta, y que en cualquier lugar que la escuche seguramente estaré emocionada cantando fuerte y defendiendo mi parte favorita, sin una razón aparente, sólo que ellas saben que me gusta mucho el café. Todo esto va porque ellas escucharon esa canción sin mí y las hizo recordarme, y me lo dijeron. Yo, rápidamente la descargué y la escucho una y otra vez (y alzó la voz (grito) para cantarla) y recordé esa tarde en la que comencé a tomar por juego, después por despecho y terminé sólo por diversión. Y sí, quise llorar de coraje, quise olvidar mis fracasos en el amor, quise que ellas me ayudaran a planear la venganza perfecta; y al final no hice nada, nada de lo que pensaba hacer, pero hice algo mejor, tejí lazos, con ellas dos, y eso siempre valdrá más, pues los problemas amorosos siempre están; además se trata de mí: YO SIEMPRE TENGO PROBLEMAS AMOROSOS, pero creo que nunca había pasado un momento así, y miren que he pasado momentos divertidos, mentiría si dijera que ese ha sido el mejor, pero estoy aprendiendo a no comparar momentos porque no es justo. Ahora tengo un deseo incontrolable de volver a estar en esa habitación, comprar no un six un dieciocho, mínimo, bajar música aún más dolorosa, y hablar pestes de ellos, pero sólo con ustedes, con nadie más. Y salir a la calle, orgullosas de lo que somos, con los ojos llenos de nada esperando todo, gritando entre risas que somos amigas, aunque suene cursi, y aunque nuestras especies sean diferentes (conejo, OVNI y zorra/perra/bitch) tal vez sólo cantemos o maullemos como gatas bajo la lluvia.
MAYA
