viernes, 16 de marzo de 2007
La Malinche: Valentía vs. Vergüenza


“¡Pinche Malinche!…lo Cortés no quita lo Cuauhtémoc”.
Botellita de Jerez


Tener a alguien que admirar se dice fácil, puede que nunca me lo haya preguntado; y por este motivo me resultó complicado iniciar mi ensayo pues, de toda la población del planeta el día de hoy y a lo largo de la historia elegir una es complicado. Estuve tentada a escribir sobre mí, pues realmente creo admirarme, pero quise dejar el ego aparte y escribir sobre alguien más. Y entre los libros de historia y las noticias mundiales escogí una mujer, que a pesar de haber vivido en los años de 1500, ella se convirtió en una leyenda, malinterpretada por muchos, admirada por mí. Su vida fue difícil, sufrió la pérdida de su padre y el abandono de su madre, y no la quiero justificar, pero gracias a que hizo lo que hizo logró que los españoles conquistaran México y aunque derrotó a sus, hasta ese momento, hermanos indígenas, podemos agradecerle ser quienes somos en este momento. “La chingada” le llamaban muchos, “la traidora” se le conoce hasta la fecha, hija de Taxumal, su padre, quien gobernaba a la tribu Payla que era dominada por los Aztecas y Chituche, su madre, ella simplemente fue: La Malinche.
A los nueve años su padre murió a causa de la mordida de una serpiente dejando a la niña al frente de la tribu; pero su madre se negaba a que una mujer gobernara, y debido a la terquedad de la niña en asumir el puesto que su padre le asignó, su mamá la vendió como esclava a unos hombres de Tabasco, alegando ante la gente de Payla que su hija había muerto. Basta de conocimientos y sabidurías La Malinche siempre se distinguió por sus comentarios acertados, por su capacidad de mandar, pero sobre todo por su belleza. Fue, precisamente, en Tabasco donde conoció a los españoles que estaban liderados por Hernán Cortés. En un principio, como todos sabemos, los indígenas mexicanos pensaban que los Dioses habían llegado, pero pronto La Malinche aprendió a hablar español y a servir de traductora para el mismo Cortés. Pasado el tiempo Hernán Cortés la nombró doña Mariana y la tomó de concubina; después de mucho tiempo de vivir juntos tuvieron un hijo al que llamó Martín. La Malinche luchó a favor de los españoles para conquistar a los indígenas, estos fueron quienes la apodaron “La chingada”.
Sobre ella se ha dicho mucho, ha sido el centro de miles de estudios, pero esa no es la razón de mi admiración. Carlos Fuentes decía que ella debe considerarse la madre de la patria, Octavio Paz insistía en defender a La Malinche como un icono equiparable a la Virgen de Guadalupe y otros autores la definen como “la madre de la raza” o la “mujer más importante de América”. Yo coincido con el último concepto, para mí es la mujer más importante de América, pues ella dio inicio a nuestra raza, Martín fue quizá el primer hijo del mestizaje, misma raza que es mayoritaria en América.
No trató de defender lo indefendible, estoy consciente y de acuerdo con la idea de la traición malinchista, pero la admiro porque a pesar de lo que vivió aprendió a luchar por sus ideales, erróneos o no, pues no me considero nadie para juzgarlos. Cuántas mujeres no son capaces de manejar una familia, ella estaba dispuesta a asumir una tribu completa, cuántas nos derrumbamos por una mala nota, ella fue esclava vendida por su madre, cuando por sus venas corría sangre de grande, de líder; cuántas bajamos la cabeza de vergüenza, de pena por nuestros actos, ella se sentía orgullosa de luchar al lado del hombre que amó, la causa no tenía importancia, ella defendía su familia, se defendía a sí misma. No por nada pasó a la historia, aunque sea considerada una traidora no corrió la suerte de Iturbide o el mismo Judas, ella sí es admirada y querida, porque aunque traicionó a un pueblo, ganó el respeto por no traicionarse a sí misma.
Un ídolo es una persona a la cual admiramos y que por alguna razón desearíamos ser un poco como ella; yo no se si pudiera ser o hacer la mitad de lo que fue y e hizo, pero la admiro y me parece injusto disfrutar de los beneficios de ser conquistados y criticar de una manera tan despectiva las actitudes de una mujer que no tenía por qué defender un pueblo al que no pertenecía; y no lo digo porque ella no fuera oriunda de Tabasco, si no, porque cuando una persona no pertenece a un lugar siempre busca más, y cuando se es valiente se sabe pelear. No estoy de acuerdo en que ella se sintiera avergonzada o que quisiera pertenecer a la raza blanca, tal vez sí, eso sólo ella lo podría contestar, pero no lo hará, y como no puede, yo sí puedo decir que me siento orgullosa de admirar a una persona tenaz y entregada como ella, sea mexicana o no, y no me siento traidora, traidores somos todos, ensuciamos la patria a diario, usamos ropa Tommy o comemos en Mc’donals, y nadie dice nada, sí, los tiempos han cambiado, ya no hay luchar por nuestro territorio, de cualquier forma estaría del lado de lo que creo que es mejor, nunca de un pedazo de tierra, que a final de cuentas nunca fue ni será de los mexicanos.
Admirar es una palabra ambigua y podría asegurar que siento admiración por muchas personas, que a lo largo de sus vidas o de la mía me han hecho ver y saber que valen por sus acciones, pero más que eso porque las defienden. Es en serio que me admiro, y no me da pena admitirlo, y no es que haya querido hacer de este ensayo el mejor, o controversial. Admiro a La Malinche porque fue la primera mujer mexicana en distinguirse, porque empezó una raza, porque luchó a un lado de su familia, viniera de donde viniera, y porque su acción sigue dando de qué hablar después de siglos, y aun nos seguimos preguntando sí hizo bien o mal. La admiro porque su nombre ya es un término, porque con su nombre se nombran, valga la redundancia, ciudades y volcanes. La admiro simplemente porque a alguien le tenía que tocar hacer la parte de traicionera y malvada y ella lo asumió y lo hizo bien; y aunque la llamemos de cualquier forma, ella siempre está nombrada como la mismísima chingada.


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posted by Masheliita&aLex at 2:46 p.m. | Permalink |


1 Comments:


At 20 de marzo de 2007, 7:32 p.m., Anonymous Anónimo

Bravo Massiel. Opino lo mismo que tú. A la historia siempre la intentan justificar cuando ya no tiene remedio. No creo que la Malinche haya sido una traicionera, sino que actuó de acuerdo a las circunstancias. ADemás, ya fuimos conquistados y hablamos español y estamos mezclados no sólo con una raza, sino con más de 30. Imagínate. ¿Qué chingaos podemos hacer ahora?