domingo, 16 de septiembre de 2007
Independencia de México Made in China
Por: Laura Ortega y Diana Jiménez

Verde, blanco y rojo. O rojo, verde y blanco. O blanco, rojo y verde. O verde, rojo y blanco. ¿Estos son los colores de la bandera de México? ¿El rojo de qué lado va?, ¿del asta? ¿Y el escudo, bocabajo? Esto más bien está como en chino. ¿Se tratará de la independencia china o es la mexicana a la china?
Ninguna de las dos. Bueno, sí. La última quizá, y no es que los mexicanos se hayan ido a China o que los chinos se estén volviendo mexicanos. La realidad es que con el paso del tiempo el mercado chino está desplazando la manufactura mexicana para establecerse en este país, por lo que en la actualidad ya es más difícil encontrar productos hechos en México.
Algunos artículos típicos de las fiestas patrias, como banderas, trompetas, tatuajes, calcomanías y cualquier otro producto de plástico, ahora presumen en la etiqueta su Made in China.
Don Justino Silva, vendedor de este tipo de mercancía en el centro de la ciudad de Puebla, ha visto disminuida su venta de unos años a la fecha, desde que el mercado chino se introdujo en el país. Él piensa que las personas dudan en comprarle estos artículos porque creen que son chinos.
Sin embargo, no todo lo que Don Justino vende es piratería extranjera, ya que en su puesto las banderas que ondean son orgullosamente hechas en México, pues son él y su esposa quienes las elaboran.

Diferencias entre el producto nacional y el chino

Una bandera made in China se reconoce cuando la tela es blanca y se imprimen en ella los colores del lábaro patrio, así que la parte inferior se nota más clara. También cuando la tela es de poliéster o cualquier otro sintético, o cuando el tamaño de las banderas es el mismo pero varían en el precio casi hasta el 50 por ciento. Incluso no podrían distinguirse cuando una es original y otra es pirata, pero lo que las diferencia es que en ocasiones los colores están invertidos y es entonces cuando el verde deja de ser amigo del asta.
Las que son de gran tamaño cuestan de 100 a 150 pesos, siempre y cuando sean fabricadas en México. De no ser así, el precio es de 60 a 80 pesos. Debido a esta diferencia de costo que puede dejar un ahorro en el bolsillo, la gente prefiere adquirir la mercancía china.
Esto ocasiona que la inversión que los vendedores -como Don Justino- hicieron para elaborar los tradicionales productos no obtengan las ganancias que esperaban. Es decir, si uno de estos comerciantes gasta 30 mil pesos en comprar el material que va a vender, gana 10 mil pesos y a la vez recupera su inversión.
Sin embargo, hay excepciones. Tal es el caso de Don Juan Aguirre, quien es originario de la ciudad de Tehuacán y fue contratado por distribuidores de los productos patrios para comercializarlos en Puebla durante las dos primeras semanas de septiembre.
Don Juan cuenta que debido a la invasión del mercado chino sólo ha vendido dos banderas desde el primer día del mes, fecha en la que comenzó a trabajar, lo cual le causa una gran preocupación porque su sueldo lo obtiene por comisión. Su jornada es de 12 horas, por lo que esto se convierte en un obstáculo para que él busque otro empleo.

México: ¿mercado meta de países asiáticos?

En algunos puestos ambulantes del centro de Puebla, los tatuajes y calcomanías que ofrecen los vendedores exhiben la leyenda “Hecho en Corea”. Aunque también las diferencias entre las banderas “mexicanas” y “chinas” son notables, pues estas últimas son fabricadas con tela sintética, como el poliéster, además de que son más delgadas y los colores más oscuros.
Esto se traduce a que la independencia mexicana va perdiendo su significado simbólico, que es la conmemoración de la lucha por la libertad. Y debido a que la manufactura extranjera desplaza con rapidez a los productos nacionales, esta tradicional celebración ahora tiene un sentido lucrativo. Aquí no sólo se venden los chiles poblanos, la plata y otros artículos que se producen en china y que compiten con los que son originarios de México, sino también las banderitas, trompetas, tatuajes, calcomanías, llaveros, aretes… que igualmente son importados, así que las utilidades terminan en manos de empresarios asiáticos, como los chinos, coreanos y taiwaneses.

Triste realidad, cruel desencanto

A Don Juan Aguirre se le pregunta si sabe dónde compran la mercancía sus patrones y el responde casi desesperado: “No sé, no sé…”
No sabe porque a él lo mandan sólo a vender. Si entre los artículos que ofrece de un lado a otro hay productos chinos él lo desconoce.
Así como él, muchos vendedores ahora están preocupados por vender hasta el sábado 15 y entregarles cuentas a sus jefes o al menos recuperar lo que invirtieron en aquel material. No importa que sacrifiquen su grito de “¡Viva México!” acompañados de sus demás paisanos, quienes seguramente les comprarán y ondearán unas banderas de México made in China.